¿Se puede desconfiar de todo?... No sé si de todo, pero conozco casos en los que la desconfianza en “casi todo” es una constante. Y no hablo de aquellos que se sienten atacados continuamente, no, ni siquiera de los que piensan que sus compañeros de trabajo los observan y critican a sus espalda, no, tampoco, no tiene nada que ver con eso. Estos últimos sufren más de paranoias que de desconfianza, todo hay que decirlo. Sólo quiero hablar en esta entrada de los que sienten desconfianza por lo nuevo, por lo misterioso, por los cambios de la modernidad, por ejemplo, aunque también por los desconocidos y las pretensiones de cualquiera que se les acerque.
El que desconfía soporta un acoso fantasma, inventado sobre la marcha, y en ocasiones pueden pensar que las personas que no son de su entorno muy, muy cercano, es decir, excepto los componentes de su familia, algunos amigos muy íntimos y la pareja, si la tuvieran, el resto, son una posible amenaza. Conozco personas que sienten un miedo atroz a comprar billetes de avión por Internet, porque deben dar su número de tarjeta (que no de cuenta). Confieso que no lo he hecho nunca, soy muy clásica en eso aún, aunque todo se andará, pero también tengo que confesaros que yo no soy desconfiada, aunque últimamente lo soy mucho más de lo que lo he sido nunca.
Hacer la compra por Internet, visitar las cuentas de tu banco por Internet, usar el Messenger… sí, he dicho “usar el Messenger” y si me apuras, hasta entrar con demasiada constancia en el correo, pueden resultar un gran peligro para muchos. Supongo que creerán que un enorme troyano entrará en sus viviendas a través del ordenador y les despojará de todas sus pertenencias, tanto materiales como humanas, rompiendo así su equilibrio vital. Les asusta pensar que cualquier desconocido les pueda entrar en su vivienda y ésta para ellos es su refugio más seguro, algo inamovible. Sobre todo temen a cambiar su status y cualquier reforma en sus vidas resulta inquietante. “Así estoy bien, ¿para qué voy a cambiar y hacer las cosas de otro modo?, me va bien”, pensarán. Les gusta hacer las cosas a su manera, sin ayuda de intermediarios, sienten que estos les pueden engañan, porque quién mejor que ellos para resolver todos sus problemas, por eso suelen ser autodidactas en casi todo y excesivamente suspicaces con las respuestas que otros les ofrecen, expresando por ello desaprobación directa e incluso duras críticas hacia las personas cercanas que les aprecian y quieren por encima de todo, si observan que resultan dañinas para sus vidas. Además, y esto es lo más triste, es muy probable que hasta se distancien de ellas, viéndolas como posibles amenazas, expresándose con reserva y cautela en todo momento.
Tendría mucho más que decir sobre las personas desconfiadas, pero es suficiente. Sólo expresar que siento muchísima pena por ellos porque me consta que se torturan y mucho.
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